Esta es una de esas historias de la historia, otra que va por el canal secundario de los posteos en blogs pero que me pareció que valía la pena rescatar.
Todos conocemos algunos detalles del Proyecto Manhattan de los EEUU para producir la primera bomba atómica. Un proyecto supersecreto que derivó en dos bombas lanzadas sobre Japón y luego, espionaje mediante, en la Guerra Fría y la URSS con sus propias bombas.
Pero hay un detalle un tanto curioso de sus orígenes, especialmente el uranio, porque ¿De dónde sacaron el uranio que hacía falta? Lo ridículo es que... ya estaba allí sin que nadie supiera.
Primero un poco de contexto para entender el uranio: es un elemento muy pesado que ocurre naturalmente pero que, en la corteza terrestre, se encuentra muy difícilmente. O está muy mezclado o sencillamente no lo hay.
Por ejemplo el proveedor más cercano que tenían los aliados era Canadá de donde en sus vetas apenas se encuentra un 0.02% del elemento así que requieren un trabajo enorme de separación y purificación.
Ahora bien, en un lugar recóndito de África, en Shinkolobwe, en la provincia del alto Katanga en la actual República Democrática del Congo se había encontrado en 1915 uranio. MUCHO URANIO.
En 1925 habían empezado a explotar esta mina y el mineral se encontraba en una porporción bestial de 65%.
En esa época no era un país sino un territorio perteneciente a Bélgica, el Congo Belga, y la Union Minière du Haut Katanga (UMHK) había empezado a explotar las minas de cobre de Katanga.
Edgar Sengier, un ingeniero de minería de la Universidad de Leuven se sumó a la UMHK en 1903, la empresa era controlada por la Société Générale de Belgique y el gobierno del Congo Belga, la corona belga.
la mina de Shinkolobwe
Gracias a Henry Tizard se enteró del potencial del uranio quien le advirtió que "sería una catástrofe para tu país y el mundo que la mina cayera en las manos de un posible enemigo.
Poco después un grupo de científicos franceses se le acercó, a la cabeza Frédéric Joliot-Curie, conocido entre otras cosas por ser el marido de Irène Curie, ganadora junto con él del Nobel al codescubrir la radioactividad artificial (sí, sí, es la hija de...).
Este grupo le preguntó a Sengier si estaba dispuesto a sumarse a ellos en el esfuerzo de crear una bomba de fisión nuclear. El proyecto obviamente se desarmó en 1940 cuando Francia fue invadida por Alemania y él había ofrecido apoyar con el mineral.
Cabe destacar que el uranio era, en ese momento, el desperdicio de lo que obtenían en la mina pero que coservaban porque sabían que tendría, en algún momento, otros usos.
Ya avanzada la guerra los EEUU habían comenzado secretamente con el Proyecto Manhattan. En Septiembre de 1942 el Teniente Coronel Kenneth Nichols se encontró con Sengier en su oficina de New York.
A Nichols le habían ordenado buscar nuevas fuentes de uranio para la bomba por el General Leslie Groves quien era la cabeza militar detrás del proyecto.
Amablemente le preguntó al ingeniero belga si existía alguna posibilidad de obtener uranio de la Union Minière a lo que éste contestó con una frase que quedaría para la posteridad:
"Puede tener el mineral ahora. Está en Nueva York, mil toneladas. Estaba esperando su visita."
Ante la sorpresa de Nichols existía esa cantidad esperando en un depósito de la Union Minière ahí mismo en New York! Sengier, inteligentemente y más pensando en la posibilidad de negocio, había ordenado enviar unas mil toneladas que estaban sin uso en África a un almacén en Staten Island.
tranqui aquí posando con Trinity
Él mismo se había mudado a New York para tratar de seguir dirigiendo la empresa desde allí y, para 1942, Bélgica era uno de los países invadidos por los nazis.
Se negoció un contrato y las mil toneladas pasaron a manos del Ejército, Sengier tenía bastante clara la idea de para qué iba a ser utilizado el material, su encuentro con Tizard había sido más que claro.
Ante la pregunta de Nichols de si sabía para qué era contestó:
"Creo que sé lo que están haciendo, pero no es necesario que me lo diga. Solo asegúrese de que sea para fines militares"
A Sengier se lo puede criticar por haber hecho negocios en la guerra pero al fin y al cabo tenía perfectamente claro de qué lado estar. Los aliados eran la única esperanza para la liberación de Bélgica y de toda Europa.
La mina de Shinkolobwe, que había caido en desuso en 1937, fue reactivada y siguió entregando uranio a los aliados durante las décadas posteriores. Una anormalidad geológica llena de uranio, más bien octaoxido de triuranio, U3O8, y los aliados se aseguraron 3000 toneladas más para armar sus primeras bombas.
Al final de la guerra Bélgica sobrevivió como el único país sin deudas con Gran Bretaña o EEUU, el uranio de Shinkolobwe, y la visión a futuro de Sengier, habían pagado todo.
nuestro amigo belga recibiendo una condecoración que la mayoría ha olvidado