Es insostenible, pero aun así es prácticamente la única forma de sentirse vivo en los tiempos hiper inflacionarios que corren. Gastarla toda que quema.
El dinero de hoy no valdrá mañana, con casi un 100% de inflación anual explicarle esto a cualquier extranjero es imposible, no hay forma de que nos entiendan cuando ellos tan sólo sufren con una décima parte del problema.
¿Qué hace la gran mayoría? Han decidido gastarla y vivir el ahora, ahorrar no tiene sentido entonces vivir el presente es la única forma de satisfacción existente.
En el peor momento de la actual crisis no hay lugar en ningún restaurante o café, está todo lleno y hay que hacer cola, si querés comer en un lugar que te gusta mejor que sea un lunes o un martes porque desde el jueves en adelante es casi imposible.
Los recitales se organizan en grandes espacios como el campo de Polo en Palermo, no hay otro lugar donde meter 100.000 personas ¿Quieren más? Si debe escalar se va al de San Isidro, hectáreas de gente gastando decenas de miles de pesos en entradas.
¿Viene un artista del exterior? En pocos minutos logran agotar todas las funciones, packs premium de entradas, con espacios VIP, todo al palo, todo al máximo poder de disfrute.
Todo por sentirse vivo.
Esta etapa "terminal" de un proceso hiperinflacionario es muy llamativa, no es que la gente está tratando de comprar dólares o ahorrar en comida para el futuro incierto, es que hay muchos papelitos de colores, llamados pesos, dando vueltas y hay que liquidarlos antes que todo explote.
El tema es que todo ya explotó, algo que por alguna razón muchos siguen sin darse cuenta, será que faltan unos meses para el Mundial de Fútbol y la sociedad, en su totalidad, busca sostener un statu quo de falsa tranquilidad y explosión controlada hasta fin de año.
Es impactante, es una explosión sin fuego, como si estuviésemos cayendo en un agujero negro: por las particularidades relativísticas percibimos nuestra caída como eterna y desde afuera ya nos ven destrozados 😁
Y eso lleva a varias situaciones extremadamente estresantes, el estrés lo gobierna todo, nuestras ansiedades, dolores mentales y físicos, todos provocados por la realidad. ¿Cómo compensar? Con estímulos positivos, consumistas y autodestructivos. El combo perfecto! DROGA 😜
Sí, sentirse vivo es una droga, una de las más poderosas, y el consumismo nos da una falsa creencia de poder, la verdadera droga más poderosa del universo, así que estamos entregados a una fantasía de felicidad y poder basada en la autodestrucción económica y la cancelación total de un futuro ¡Genial!
El ahorro ya no se concibe, hace no mucho escribía sobre la insostenibilidad de la cultura de consumo Milennial. En ese momento me refería a las empresas de la "gig economy" que en la actualidad se están desmornando al no poder seguir con ese modelo.
Pues bien, la cultura de dársela en la pera y reventar todo tampoco es sostenible, en algún punto hay que frenar y hacer cosas por uno mismo mirando al mediano y largo plazo, no lo inmediato.
Esta triste situación es irresoluble también, es decir, nadie puede pensar en ahorrar para comprarse una casa, por dar un ejemplo. Si lo hace lo máximo que puede conseguir es una pocilga mucho menor a lo que alquila ahora, y para colmo endeudado por varios lustros.
Entonces no hay camino posible, ante la perspectiva de depresión absoluta por no saber qué hacer de la vida, o para qué vivir siquiera, la opción está alimentada por un excesivo consumo de redes sociales, vidas aparentes, influencers, medios, Google Ads y endorfinas.
Todo vale para sentirse que vivimos en una serie de Netflix y proyectar la falsedad que nos encantería ser. Si me la doy en la pera y lo anuncio en todos los medios posibles, es que soy rico y merecedor de todo esto. Aunque mañana no tenga ni para comer ¿Acaso si no la gastaba el resultado iba a ser diferente?
No podemos culpar a nadie que piense así porque, en un punto, tiene razón. Si este mes decidió no gastarla ya perdió el 7% por quedarse quieto y dudar. Saber esto, tener conciencia de que no hay futuro, te hace reaccionar y dilapidarla toda porque sabés que el fruto de tu esfuerzo no vale nada. Y si no vale, dénme un poco de felicidad!
Posiblemente nadie pueda ver que la felicidad no es dársela en la pera (solamente) sino que hay muchas otras cosas geniales en la vida pero ¿Podemos verlas siquiera? O esas cosas tan bonitas ¿resultan también imposibles porque la nube oscura de nuestros pensamientos negativos las ocultan?
Como sea en algún punto esto quebrará, si hoy la inflación mensual es de un sólo dígito cuando pase a ser de dos o más nadie podrá llenar las mesas de bares y cafés, nadie podrá pagar la entrada del recital de Coldplay ni irse a esquiar dos semanas en invierno y pasarla bomba en la playa en verano.
Pero en el fondo todos aquellos que se la dieron en la pera dirán "Yo me la di y la disfruté, puedo decir que he vivido". Eso sí, el próximo Lolapalooza va a estar lleno de gente, andrajosa y cagada de hambre, pero lleno.